Stephen Colville en Donostia (05-11-2022)

 

Asistentes de la sesión de la mañana

Este primer fin de semana de noviembre fue uno de esos que uno espera, casi anhela. Stephen Colville, maestro escocés ahora afincado en Sevilla (que debe tener un color especial), nos ha hecho una de sus visitas anuales. Es un habitual de Donostia desde que vino por primera vez hace ocho años. Ésta también fue una primera vez, la primera desde que se fue a vivir a Sevilla, después de que su mujer Jacqui y él se jubilaron. La pandemia influyó, claro, como en todo. En ese tiempo no pudimos verle más que en las clases de buki waza que nos ofreció online.

Alumno de Morihiro Saito y, después del fallecimiento de éste, de Daniel Toutain, es un hombre honesto, inteligente y divertido, y eso se aprecia y agradece dentro del tatami.

El viernes por la tarde hubo una sesión en el club Amagoia, una sesión en petit comité, que giró en torno a katate dori kokyu ho, con diversas variantes, siempre partiendo de la base de tai no henko.

La práctica fue muy amena, como siempre. Stephen es un gran pedagogo y todo el mundo estuvo a gusto. También Jacqui, que, aunque conoce a su marido mejor que nadie, no paraba de reírse de las bromas que Stephen nos gastaba. Ese humor socarrón tiene algo que…

El sábado, el hilo principal fue el kumijo del kata de 31. Para ello, en primer lugar, se hizo un somero repaso al kata. Había quien no lo conocía o no lo dominaba, y tuvo oportunidad de aprenderlo o de llenar los huecos que tuviera.

Después, se trabajó el kumijo como es habitual, por secciones primero y uniendo las secciones entre sí después. Fue un gran trabajo en el que Stephen subrayó la importancia de mantener la distancia adecuada y mover correctamente el cuerpo en cada desplazamiento.



 El último tramo de la sesión de la tarde fue bastante interesante.«Now we are going to have fun» es la frase favorita de Stephen, pero generalmente significa que él va a divertirse; no significa necesariamente que los demás también nos lo vayamos a pasar bien. Cuando dice eso, sabes qué es lo siguiente que toca. Se trata, atención, de una de sus máximas: uno de los objetivos de la práctica es intentar ver qué hay después. Haces los suburis, haces los kumijos, haces los katas y los kumijos de los katas. ¿Y después? En esta ocasión consistió en que intentáramos ver qué posibilidades de defensa o ataque teníamos, en una especie de randori amistoso. Nadie resultó herido, ni un triste golpe en un dedo.

Asistentes de la sesión de la tarde

 

 

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